En Licor 43 siempre hemos apostado por lo nuestro. Los 43 ingredientes seleccionados que conforman la fórmula del licor español más universal, se obtienen en su mayoría, de nuestras proximidades. Es así como representamos la riqueza de sabores de nuestro país: hierbas, cítricos y especias y también café. El café que se cultiva en las Islas Canarias, concretamente en el valle de Agaete en la Isla de Gran Canaria.
Este café, un delicioso y elegante arábica (Arábica Typica), forma parte esencial de nuestro Licor 43 Baristo. Además es un tipo de café perfecto para elaborar nuestro perfect serve: Espresso 43. El café añade una capa más de complejidad al fusionarse con Licor 43 aportando nuevos matices en la gama de los tostados, amargos y cacaos.
Café de Agaete, casi un milagro
Cafetos en suelo europeo, en una altitud que no supera los 300 metros sobre el nivel del mar, fuera de los límites naturales de la planta en el globo -que delimitan los trópicos de Cáncer y Capricornio-, y con una variedad, la arábica, mucho más delicada que otras especies… ¿Es casi un milagro?
Producir café es posible gracias al microclima del Valle de Agaete, que proporciona la suficiente humedad ambiental y una temperatura que rara vez desciende de los 18o C en algún momento del año. Muchos otros factores confluyen en hacer de Agaete un lugar donde la planta del café crezca, pero seguro que el mimo que le profesan sus cultivadores es uno de los principales.
El café llegó a las Islas Canarias de la mano de un Decreto de Carlos III, que dictaba la búsqueda de especies vegetales de América susceptibles de ser criadas en España. Las que se introducían, pasaban una fase de aclimatación en el Jadín Botánico de La Orotava. La creencia de la época era que esa estancia intermedia entre las Américas y la península las hacía más resistentes al cambio.
El arbolito llamado cafeto se quedó en Canarias y su cultivo se diseminó por las islas. En los siglos pasados, era muy habitual que las familias de la zona dispusieran de algunos cafetos en su jardín para su consumo personal y para obsequiar a visitantes. La calidad del producto obtenido siempre ha sido muy alta. El café de Agaete llegó a ser premiado en la Exposición Universal de París en 1889 por su calidad.
Con el abandono progresivo de la agricultura, la producción de este café no dejó de descender hasta los albores del cambio de siglo. Concretamente en el año 2000 y gracias a un programa institucional el Café de Agaete, está viviendo un bonito resurgir.
Todas las corrientes de revalorización del café de calidad y la figura del barista en la hostelería han contribuido a que sea reconocido como un producto de gran calidad que se consume casi en su totalidad en la misma isla que lo ha visto nacer.
El café de Agaete y su historia viaja en cada una de las botellas de Licor 43 y en nuestra esencia.