En estos tiempos que vivimos, el fenómeno del turismo se ha masificado en gran medida debido a la abundante cantidad de información de la que disponemos, las comodidades de nuestro día a día, y ‘tener los días de vacaciones contados al milímetro’ en nuestros trabajos.
Ahora, al irnos de viaje, organizamos absolutamente todo: comer en X restaurantes, visitar X museos, hacerse un selfie con X monumento… Tanto es así que, al llegar de nuestras vacaciones, la mayoría sentimos que necesitamos otras vacaciones extra para descansar de nuestro ‘período de descanso’.
El Slow Travel o ‘viajar despacio’, es la filosofía de viajar sin prisas, tomándose los viajes con calma para desconectar, disfrutar del destino, la cultura, los paisajes, la gastronomía, y así competir contra el turismo masivo y el tener que tomarse unas vacaciones de las vacaciones.
Este movimiento nació a finales de los ochenta como reivindicación del acelerado ritmo de vida de las ciudades, conocido como Slow Food, en contra de la comida rápida y apoyando disfrutar de los alimentos típicos de cada lugar, conociendo nuevas culturas a través del paladar, incentivando así el turismo.
Un buen slow traveler es el que disfruta y retiene en su memoria cada momento de su viaje, con calma, sin estar pegado al móvil, sin el objetivo de visitar el máximo de cosas posibles en el menor tiempo, el que quiere comunicarse directamente con las personas y la cultura del lugar, el que pasa más tiempo en el destino que en el avión…
Tips del slow traveler (INFOGRAFÍA):
- Escoge un área concreta de un país, no pretendas devorarlo entero, tómate tu tiempo para sumergirte en su cultura y entre sus gentes.
- Olvídate de los transportes: no te comas la cabeza buscando un medio de transporte que te ahorre 20 simples minutos: camina, adéntrate en las calles, y saborea cada paso que des.
- Relaciónate: pide recomendaciones a gente local para vivir el día a día sin una gran organización previa
- Relájate: tómate tu tiempo para descansar y comentar qué cosas has hecho cada día.
- Viaja siempre por mar o tierra: un slow traveler es un viajero que está preocupado por el medio ambiente. De esta manera disfrutarás de cada km que recorras y reducirás el impacto medioambiental negativo.
Todo este movimiento ha llevado a la creación de las ‘slow cities‘, ciudades características por tener poca contaminación, una buena gastronomía, zonas verdes y peatonales, y respeto por las tradiciones y la cultura. Ejemplos de algunas ‘slow cities‘ en España serían: Bubión (Granada), Balmaseda (Vizcaya), Begues (Barcelona), Begur (Gerona), La Orotava (Tenerife) y Rubielos de Mora (Teruel)
En definitiva, para ser un buen slow traveler, has de tratar de cambiar de ser un mero espectador, a una persona que sepa valorar la riqueza que nos da cada destino.