Quizás la prueba más palpable de que nuestros gustos no se encuentran tan distantes de los que nos precedieron hace siglos la podemos encontrar en el Licor 43. Su receta, que combina 43 ingredientes entre los que se asoman cítricos, especias como la vainilla o el cilantro entre delicadas notas de flor de azahar mediterráneo, está basada en un licor antiquísimo, llamado Liqvor Mirabilis.
Hay que remontarse mucho para encontrar el predecesor del Licor 43, pues Liqvor Mirabilis se elaboraba en la zona que hoy llamamos Cartagena, antes de la llegada de los romanos. En el año 209 a.C. cuando el general romano Publio Cornelio Escipión conquista Carthago Nova, las fuerzas ocupantes descubren esta bebida alcohólica de elaboración y consumo habitual entre los habitantes de las tierras conquistadas. No tardarán en prohibirla.
Al poco tiempo Carthago Nova llegó a ser conocida en el vasto territorio del Imperio Romano por la calidad de sus elaboraciones alimentarias, entre las que destacaban los salazones y el garum. Estos emprendimientos alimentarios requerían de conocimientos culinarios a la hora de escoger, secar, sazonar y fermentar los pescados.
No parece descabellado pensar que aquellos que eran capaces de elaborar los mejores garum, de fama en todo el imperio, también conociesen los misterios de la fabricación de licores a partir de fermentados de frutas, hierbas y especias.
Imaginamos cómo aquellos habitantes guardaron celosamente el listado de ingredientes de su Licor Mirabilis en sus cabezas. Seguramente aprovecharían cualquier ocasión para elaborarlo clandestinamente y distribuirlo entre sus vecinos. Algo tan rico no podía perderse, por mucho que las autoridades vigentes lo prohibieran.
Licores del Mediterráneo
El Licor 43 retoma esta tradición elaboradora de licores basados en zumos de frutas que se sucede en todos los países del Mediterráneo: “desde Algeciras a Estambul”, como dice la canción.
Frutas carnosas como el melocotón, cítricos refrescantes como el limón del Mediterráneo toman su protagonismo en decenas de licores que usan sus jugos o la maceración de las mismas como base. Las hierbas silvestres y aromáticas típicas del entorno mediterráneo juegan también un papel clave. La adición de alcohol multiplica su sabor y su potencia, aportando duración a estas bebidas. Ya no se trata de bebidas de consumo inmediato como los zumos, son preparaciones que pueden embotellarse, transportarse y almacenarse.
La tradición de elaborar bebidas alcohólicas a partir de zumos de frutas, hierbas y especias puede rastrearse también en la mantellina, una bebida típica de Totana (Murcia) en la que interviene la mistela, el anís seco, la miel y el zumo de varios limones.
El sabor de Licor 43
El inconfundible sabor de Licor 43 nos conecta con nuestros orígenes a través de los siglos. Si a su antecesor se le conocía como Liqvor Mirabilis, el licor de las maravillas, sería porque resultaba agradable a una gran mayoría de personas y su consumo estaba muy difundido entre los que vivían en esta zona de la península ibérica.
Su color dorado contribuiría, sin duda, a acrecentar su fama de “maravilloso”.
Es lo que ocurre hoy con Licor 43, que con su sabor ha conseguido conquistar el paladar de personas de casi cualquier parte del mundo. A algunos les gustará por sus notas frutales, a otros por los recuerdos especiados, por la sensación de frescor herbáceo o por lo que les transporta a las notas tostadas de un buen café.
Está claro que el dorado Licor 43, es el digno sucesor del licor de las maravillas.